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Carta para mí desde el 2086

Interesante (y alarmante) página sobre los efectos de la DMCA, en la que Niels Ferguson explica por qué ha decidido autocensurarse y no publicar un artículo:

Censorship in action: why I don’t publish my HDCP results

(Más casos en la página de la EFF).

Aunque el tema exacto del artículo no afecte directamente a todos, el paralelismo que traza su autor es magistral:

Supongamos que un ciudadano estadounidense trabaja para un fabricante de armas de fuego, haciendo pistolas. Una de esas pistolas aparece aquí en Amsterdam y se usa para cometer un crimen. Esta persona viene de vacaciones aquí a Europa, y se le arresta por violar las leyes holandesas sobre armas de fuego porque ayudó a fabricar la pistola en los Estados Unidos. Eso es lo que le pasó a Dmitry. ¿Es eso justo? ¿Es así como queremos que funcione el mundo?

El principio de aplicar leyes nacionales a cualquiera que publique cualquier cosa en cualquier lugar del mundo es terrorífico. Si permitimos que ese principio se use, jamás recobraremos la libertad. Habrá una elección. Puedes decidir no abandonar jamás tu país por absolutamente ningún motivo. Eso significa que quizá no puedas asistir a la boda o al funeral de alguien querido. O bien, puedes restringir todas tus manifestaciones para satisfacer todas las leyes de todos los países a los que tienes alguna posibilidad de viajar. Casi mejor no dices nada, porque es muy difícil encontrar algo que sea legal en todos sitios. O perdemos nuestro derecho a viajar, o nuestro derecho de hablar y ser oídos. ¿A qué derecho humano fundamental quieres renunciar hoy?

Niels es científico. Trabaja extendiendo los límites del conocimiento, para que la sociedad en su conjunto avance y se beneficie. Y ahora resulta que su capacidad de publicar sus resultados (en Holanda) se ve restringida por una ley estadounidense diseñada para contentar a una serie de grandes compañías, ninguna de las cuales tiene el bien común entre sus objetivos prioritarios. Además, y como él mismo dice, esta prohibición —cuyo teórico objetivo es proteger a los dueños de un cierto contenido de la piratería— tiene como paradójico resultado que lo que se ahoga son los derechos fundamentales de los consumidores (y, en general, del 99% de la población).

Yo también soy científico (en formación, pero científico al fin) y este panorama no resulta nada halagüeño, no tanto por que a mí me afecte directamente, sino porque es una traición al contrato sobre el que se construye nuestra sociedad.

De momento, y afortunadamente, la DMCA sólo se aplica a cosas relacionadas con la informática. Pero, en este mundo, todo es informática. De hecho, se puede argumentar que el artículo que este hombre ha decidido no publicar no es informática, sino matemáticas, ya que en el fondo es un tratado sobre criptografía. Con el tiempo, y si permitimos que estas fronteras se sigan ampliando, cada vez más partes de nuestra libertad se verán afectadas.

¿Nos acercamos a una versión orwelliana de la realidad? Si esta locura continúa, no vamos muy desencaminados.