Estrella
Lo malo de tener amigos que uno no se merece (como afortunadamente es mi caso) es que a veces no sabes qué hacer con ellos. No hace mucho que dije que yo soy bastante malo para cuidarlos. Al menos, para mantener las relaciones. Digamos que tengo una vena de lobo estepario muy desarrollada y no soy mucho de quedar ni de llamar. Eso sí, cuando me entero de que alguien que me importa me necesita, sí trato de hacer todo lo que puedo por animarle, por hecerle ver que tiene en mí un apoyo para lo que sea. Tampoco me considero especial en ello: es lo que cualquiera haría.
Decía Forges (irónico él), en una celebrada serie de libros, que la amistad es renuncia. Yo más bien digo lo contrario: la amistad es aceptación, contribución, apoyo. Quizá lo que ocurre es que yo me considero un tipo bastante soso y por eso creo que no le aporto tanto a la gente como para que me tengan que soportar mucho. 😛 Pero sí creo que, igual que a la gente que a pesar de todo me sigue llamando, sigue queriendo quedar conmigo por desconocidos motivos, o me sigue leyendo no le ofrezco más que mi confianza, tampoco les exijo nada más a cambio. Y espero que sepan que me tienen cuando quieran.
El caso es que no me puedo quejar. Tengo muchos más amigos de verdad que lo que otras personas sólo desean. No me olvido de mis compañeros de fatigas de Jerez, de esos días en el instituto, y de que fueron los primeros que me sacaron de mi casa. Tampoco me olvido de los que han aguantado (que ya son ganas) la vida conmigo aquí en Sevilla, ni, por supuesto, de la gente que hace de mi carrera una forma de vida. Pero hoy, precisamente, la estrella va para una de las «últimas adquisiciones» de mi círculo de amistades.
Se necesita mucho tiempo para conocer a una persona, para construir una complicidad. Se necesitan meses o años hasta que uno se acostumbra a su presencia, a contar con ella. Y se necesitan vidas enteras para poder compartir todo lo que se puede construir con un amigo (o amiga). Pero lo que no necesita nada de tiempo es el darse cuenta de que alguien es especial. Y la última persona especial en cruzarse en mi camino hoy me ha dejado sin palabras. O, por lo menos, sólo me ha dejado una: gracias.
la vida para mi es una montaña rusa: uno para todos y todos para uno…
Yo también os quiero a todos :* 🙂
Colgado: marzo 27th, 2006 en General.
AYSSSS!!! no vale!!! el homenaje era para vosotros 😛
jur! que hoy estoy muy coscona y muy sensible, y me emociono facilito, supongo que tiene que ver con que me he quitado un pesillo de encima, y estoy que me emociono pero de alegría .
Hola hola… gracias por tu comentario en mi «mini-yo». Hum!.. parece que tu tienes que ver algo con lo de las amapolas torcidas. Puri me dijo que me apuntara, pero no sé como. ¿me ayudas? jeje…
Mira tu correo 😛
No quisiera excederme en una confianza que no existe pero…¿qué es exactamente una amapola torcida?.
Un saludo.
@alba: Hola y gracias por pasarte por aquí 🙂 Tenemos una lista de correo que nos notifica a todos cuando alguien escribe un post o un comentario en cualquiera de nuestros blogs. La lista, por motivos un tanto peregrinos (me pidieron que le pusiera un nombre y yo di ese porque es de un poema que me encanta) se llama Amapolas Torcidas. Y una amapola torcida, por lo tanto, es un miembro de dicha lista, en la que compartimos nuestros rincones virtuales respectivos.
Las amapolas actuales son DarthIA, Sonámbula, drevilpontxo, Nietzche, neferett, ansita y un servidor de usted :P, y supongo que en el futuro habrá más. En nuestro campo hay sitio para ti, así que si estás interesada en unirte a nosotros, sólo tienes que teñirte de rojo… y no caminar del todo erguida 😉
Por cierto, muy interesante tu blog 🙂
Os daba a cada uno un picvo y una pala o bien os enviaba a coger tomates a los plásticos de Almería
Gracias, CP. He visto en tu perfil «Amapolas Torcidas». Voy a echar un vistazo!
Un saludo.
(por cierto, bonito nombre el que habéis escogido. Muy sutil…)